miércoles

D e s c o n f i o

Caminó más de lo necesario para darse cuenta que no lo perseguía nada más que su sombra. En ese instante, en el que el imaginario social nos incita a correr con la mayor prisa posible, el caminó, y más lento todavía. Es una persona que no le teme a lo desconocido, lo respeta, pero de ahí al temor hay un largo trecho, (¿o no?) al menos eso dice él.

No vamos a negar que no es un tipo “normal”, en cuanto a tipos normales se trata. Loco, demente, personaje, payaso, eran sinónimos que los comunes utilizan para referirse a Lino. ¡Pero como le van a decir a él que no responder a las actitudes convencionales de la gente era ser un pirado! Por supuesto que nadie le comenta sus atributos frontalmente, otra característica de los comunes.

No le causó sorpresa al decidir no salir corriendo mientras todo su organismo, y especialmente el fluido lleno de adrenalina que hacían parecer a la sístole y a la diástole un paseo por subte, le insistía activar sus piernas y correr por esa calle vacía a la una am.

Los comunes lo quieren, eso tampoco vamos a negarlo. Cuando de ayudar se trata Lino es el primero en aparecer, con la misma rapidez con la que ubica a sus queridos para pedirles un favor. Le dicen descarado. ¡Qué hipocresía! Recuerdo esa vez que Ana insinuó: – ¡Se me va el micro por colgada! Me equivoqué y sale en 35 minutos, no llego a Retiro ni en pedo. – Entre los presentes él fue el único que habló: -¡Esperame acá!- Corrió las 6 cuadras hasta lo de Gonza. – Prestame el auto chabon, Anita viaja a Gessel y pierde el bus-. Gonza en un acto de amistad, pese a las varias “infracciones” que había cometido con la maquina le extendió el brazo con las llaves del Gol en la mano. Pero sin antes una advertencia: - ¡Le haces algo y te mato guacho!

Siguió caminando, respirando hondo, sin querer voltear por segunda vez. Pelo largo, enmarañado por causa de la higiene (falta de la misma pero responsable al fin), y la clase de ropa que alguna vez regaló. No le hizo falta voltear por segunda vez, no cree en las apariencias, solo en los presentimientos.

También recuerdo el día que un común le dijo por primera vez loco y lo trató como, según los comunes, se trata a los de su clase. – ¡ vos sos un enfermo! ¡Eso sos! ¡Si no te vas de acá te rompo los sesos!- Se iba a ir, no le molestaba eso, pero no podía sin que la otra persona entienda su planteo, que era de lo más lógico – La cancha no está llena, de vos depende mi ingreso, terminó el primer tiempo y ya no viene nadie. - ¿Quién sos? ¿El dueño de la bombonera? Dejame pasar no perdés nada-. Como era de esperar – Te lo digo por última vez pendejo o te vas o ya te meto un palazo- Luego de una sonrisa de incredulidad, opto no por no callarse y le dijo –Anda, fumate uno gordo, segui cortando tickets- y se encaminó hacia otro ingreso al estadio a probar suerte nuevamente.

Que sean la una de la madrugada influyó para que las piernas le temblaran al saber que era perseguido por alguien, dejándose influenciar por la sociedad, “peligroso”. Se quería demostrar a sí mismo que las cosas no son como dicen las noticias, que la gente no mata por que sí, que a los buenos le pasan cosas buenas, que a los que por su propia satisfacción van en contra de sus principios y hacen callar a su voz interna le pasan cosas que merecen. Algo que una vez escuchó como Karma. Entonces llegó la primera inyección de tranquilidad al ver doblando en la esquina a una mujer que llenaba el frio y vacio paisaje con unas caderas que ardían a cada paso. –Por lo menos alguien va a ser testigo de mi asesinato - Pensó- A medida que se acercaba solo tuvo ojos para sus labios – Si tengo que elegir lo último para ver en esta vida, esas carnes estarían entre el top 3- que buen piropo- pensó- En segundo puesto pondría esas rodillas, que tanto para arriba como para abajo transmiten la textura que sus manos necesitan y el olor que siempre deseó besar. Para culminar esta breve y absurda comedia elegiría sus ojos. Ventanas del alma que al llorar la limpian. - Exploraría para descubrir todos los secretos que esconden. Que buena manera de morir – se dijo - cuando se percató que no iba caminando con su sombra solamente, llevaba detrás de si a su verdugo.

El que se haya percatado no fue un acto de su memoria, que se había perdido hace quince segundos cuando vio venir a lo que deseaba como su futuro, Se movieron los labios que él había deseado y la mirada que adoraba iba directamente hacia la suya. Por primera vez desde que salió del bar se sacó de los oídos a Sabina y escuchó: - Hey, te llaman – Acompañado por un dedo índice con mucha gracia señalando su espalda. Volteó por segunda vez su cabeza en la larguísima cuadra que había caminado y observó al señor que lo perseguía – ¡Flaco, la billetera! – Segunda inyección de tranquilidad, con doble dosis. Una por saber que su vida seguiría, otra por volver a tener en su mano el salario que cobró antes de pasar a buscar al enano para ir al bar, no supo cual le traía más satisfacción. Son esos momentos que merecen ser llamado gloriosos. Otra sonrisa como la de la cancha se dibujó en su cara – me lo merecía- se dijo. Le dio un abrazo al linyera y caminaron juntos varias cuadras, al cabo de unas palabras le dijo: - Muchas gracias Angelito- Otro abrazo y veinte pesos que escondió en su bolsillo. –De nada Lino- Dio media vuelta, esta vez siguió a esa adrenalina y corrió las 3 cuadras que la separaban de…

- Discúlpame ¿Cómo te llamas?

2 < C o m e n t a r i o s >:

P a t ! dijo...

Muy bueno monito, muy bueno.

DanielayeléN dijo...

Es genial, de repente me vi a mi misma, corriendo sola a la vuelta de mi casa, como pasa siempre que me bajo del 109.

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Hola, Escribime o mandame algo q pienses que seria cope q suba a patasblog@gmail.com que cada tanto entro :) Saludos!